Álvaro Pérez-Fajado aka Álvaro Pff es actualmente uno de los ilustradores nacionales más relevantes de nuestro país. Sus carteles para bandas de rock son tan reconocibles que han dado el salto de las calles a las galerías de arte. Actualmente expone “Isolation Days” en la Fiambrera, una muestra sobre el confinamiento que dura hasta el 20 de junio.
La evolución del cartel ha sido muy curiosa. Antiguamente si querías un cartel chulo lo arrancabas de la calle, eso tenía la ventaja de que era gratis, pero por otro te arriesgabas a quedarte con la mitad del cartel en la pared.
Ahora es al revés, ya hay varios negocios como Chopper Monster o incluso galerías de arte como La Fiambrera en los que puedes encontrar carteles de diseñadores gráficos que te gustan pero parece que se haya perdido esa magia.
Yo hacía lo mismo, compartía cuarto con mi hermano Juan, con el que ahora tengo el estudio de Fly Factory, y lo teníamos que no se veía la pared ni el techo, estaba totalmente forrado de carteles de la calle. Todos hechos una mierda, pero tenía ese encanto de ir por la calle, ver los carteles y de pronto uno que te llamaba la atención y te lo llevabas.
Es verdad que ahora con el tema digital todo va por redes sociales pero se ha ganado que ahora se hacen mejores carteles, antes se cuidaba menos, de unos años para acá, todos los que hemos crecido enamorados de la cartelería y del diseño de música estamos trabajando en ello. Está Xavi Forné (Error Design) en Barcelona, Roberto Argüelles en Galicia, Mik Baró en Valencia… Es gente que ha crecido enamorado de esa cultura americana del diseño y ahora ves carteles espectaculares.
Tengo carteles de todos los que has dicho y añado Oki Von, Raúl Bermudez, Rayos X…
Es que hay un montón de gente, buenísima; que no estamos por el dinero, porque la industria musical no está en su mejor momento pero somos unos enamorados de la ilustración, el diseño, y de la música, todo unido.
Esta cultura, que ya estaba muy arraigada en Estados Unidos ha tardado unos años en llegar a España, que vamos con 30 años de retraso en eso. Había diseñadores muy buenos pero no había una cultura de la cartelería musical. Ahora hay un grupo de diseñadores que hemos crecido enamorados de Coop, Kozik y demás diseñadores de los 80-90 y el estilo Lowbrow y cuando nos ha tocado a nosotros nos hemos puesto con ello.
Yo empecé con la música como principal influencia, comprando muchos discos, que luego fusioné con la vertiente del skate y sus ilustradores como Jim Phillips, y después con los artistas de lo que se llamó Lowbrow. Y como yo muchos, solo que a unos les ha influido más una cosa y a otros otra, pero vamos todos un poco en la misma línea.
Además de músicos también has hecho encargos para negocios, como Chopper Monster para quienes además de los carteles de la Monster pedal o la gráfica de la tienda has hecho carteles, camisetas….
Iván es uno de mis mejores amigos. La relación con él viene casi desde el principio. Iba por la calle y me flipó la tienda y es una de las pocas veces que he entrado en un sitio a presentarme, soy muy mal comercial de mi trabajo, me da mucha vergüenza ir con mis cosas a un sitio para venderlas; pero en este caso entré, les dije que me molaba la tienda y que si les apetecía podíamos hacer alguna colaboración y a partir de ahí empezamos con el logotipo de la tienda, con una bici con llamas, después pasamos a la pica…
Con Iván a parte de que le quiero mil, es que trabajamos muy bien juntos porque nos tenemos muy bien pillado el rollo y sabemos lo que pedirnos.
Carteles has hecho para muchísimas bandas de diferentes estilos, desde punk rock hasta cantautores. Pero creo que siempre que alguien piensa en ti te relaciona con tus trabajos de bandas de rock: Bunbury, Motorhead, Ozzy.. ¿abundan tus carteles de bandas de rock porque es el estilo música que más te gusta?
No siempre, tengo carteles de muchos estilos. De hecho yo música en castellano apenas escucho, de los mil discos que puedo tener no creo que lleguen ni a 20 los de grupos españoles; siempre he sigo un anglófilo desde chaval y he comprado muy poca musical nacional. Sin embargo ahora mismo estoy trabajando con mucha gente cuya música no escucho, que les tengo mucho cariño y algunos son muy buenos amigos pero no es la música que mas me gusta.
Pero claro cuando me llegan encargos de grupos que me gustan mucho como el de Black Sabbath, Motorhead, Redd Kross…grupos con los que has crecido y te molan me vuelvo loco, me hacen super feliz. Yo cuando trabajo, quiero que sean cosas que me flipen, que luego puedan colgarse en mi casa. Siempre me han gustado los desafíos y cada vez me estoy abriendo más; me encanta que me lleguen cosas diferentes como por ejemplo Luz Casal, para la que he hecho portadas de discos, Sabina, Sharon Corrs (del grupo The Corrs)… gente que está muy alejada de la gráfica que suelo trabajar pero con los que disfruto mucho porque es la parte creativa, la de darle una vuelta, que es la que me gusta, porque hacer todo el día picas, llamas y chupas de cuero es lo fácil pero al final cansa. Es que una cosa es la música que me gusta pero lo que me gusta del trabajo es hacer cosas diferentes. Que me llame gente de fuera de mi ámbito como un artista internacional pop porque ha visto algo de mi trabajo y le ha gustado y deposita su confianza en mi me hace mucha ilusión.
Lo bueno que tiene precisamente el mundo del diseño es poder hacer cosas diferentes e ir cambiando, poder probar estéticas diferentes e ir ampliando tu repertorio.
Lo que mola es que te encarguen algo que no tiene nada que ver contigo y adaptarlo a tu estilo.
Que por cierto es inconfundible. Muy personal, tan definido, con unas gamas de colores tan claras que es difícil ver un cartel tuyo y no reconocerlo.. ¿hay algún cartel tuyo (a parte del de Camela a lo Grease) en que te hayas saltado todos «tus códigos» y sea imposible ubicarlo?
Muchos, es que en mi trabajo hay como dos vertientes: la que me han contratado por “mi nombre” y otros que son encargos. Por ejemplo estoy trabajando con un single de Demarco Flamenco es que una foto y es imposible asociarlo con la estética que suelo trabajar.
O para Luz Casal o Sabina lo que he hecho es diseño no ilustración.
Para mi lo divertido de esto, cuando trabajo en diseño, no con mi estilo, lo que hago es ponerme detrás del artista en cuestión; es decir, por ejemplo con Bunbury, para el que he hecho varias cosas, lo que prevalece es que es una portada de Bunbury, no de Álvaro.
Para MClan por ejemplo usamos una foto de mi hermano, Juan Pérez-Fajardo, porque yo no soy el artista, lo que tengo que hacer es “vender al artista”.
Hablando de Bunbury, recientemente se ha estrenado en Netflix el documental sobre Héroes del Silencio en que hemos podido ver un Bunbury muy perfeccionista y metódico.
Para él has hecho muchas cosas: varios carteles e incluso su disco en directo «Área 51» está ilustrado íntegramente con diseños tuyos. ¿Cómo es trabajar con una leyenda viva del rock?
Con Bunbury trabajo directamente con él y su chica, que es fotógrafa. Él me dice que idea tiene en la cabeza, si quiere que sea una fotografía o una ilustración mía y a partir de ahí trabajamos.
Trabajar con Bunbury es muy divertido, primero porque es un torbellino sacando cosas y cada poco tiempo tengo algún encargo suyo; y segundo es que es un tío con una cultura musical y estilística impresionante, con lo cual cada disco con el que vamos trabajando es diferente.
Claro dependerá del estilo, si por ejemplo te dice -oye pues este disco va a sonar mas fronterizo, o más acústico-… Supongo que igual que cuando eres músico tienes que crear un sonido lo mas personal posible, cuando eres diseñador ¿cómo trabajas para captar visualmente la esencia del sonido de ese autor?
¿Te dan algún tipo de directriz en plan a este artista le gusta esto y otro? ¿Cuánto interviene el artista y cuanto el sello?
En general trabajo directamente con los artistas: Rulo y la contrabanda, MClan, Bunbury…
Yo siempre les digo la misma chorrada “tú dime lo que tienes en mente que ya haré yo lo que me dé la gana” jajaja, porque muchas veces la gente no sabe expresar lo que quiere, o inicialmente tenemos una idea pero cuando me pongo a diseñar sale otra cosa distinta… porque van surgiendo ideas y el diseño va evolucionando, es algo orgánico.
Hay artistas que sí lo tienen más claro, otros te dan total libertad creativa. Por ejemplo con Sidecars de dónde empezamos, con una fotografía, a donde acabamos, con una ilustración mía, no tenía nada que ver.
Aunque actualmente tienes la exposición “Isolation days”, hasta el 20 de junio en La Fiambrera, no es la primera vez que haces una exposición. Ya en 2014 pudimos ver “Rock Ink Paper” en la tienda Headbanger Rare guitars o “Presente Bruto Ilustrado” junto a otros artistas.
Presente Bruto Ilustrado la organicé yo junto a diferentes ilustradores de la industria musical para recaudar dinero para comedores sociales. Estaba Mauro Entrialgo, Borja Buenafuente, Mik Baró, Roberto Argüelles… Fue muy divertida. Funcionó muy bien y eso que era un tema difícil, porque trataba sobre la crisis.
He leído en algún sitio que de todas tus ilustraciones precisamente el cartel de esa exposición está entre tus favoritos porque tuviste total libertad creativa y pudiste meter todas la referencias de iconografía que más te molan. No sé si a día de hoy sigue siendo tu favorito o ha sido desbancado por otro.
Ese cartel me gusta mucho como quedó sí. Hombre hay otros de los que también me siento muy orgulloso; el de Bunbury de “Last shows on Earth” me parece muy bonito, el de Motorhead creo que ha quedado brutísimo
Es que yo soy el primero que me sorprendo muchas veces, que pienso -ostia como ha quedado esto, menudo pepinazo-
El de Coque Malla también quedó muy bonito
El de los Dropkick Murphys…
Volviendo a “Isolation days” la muestra que estará hasta el día 20 en La Fiambrera. ¿Cómo surge esta exposición? ¿Ha sido el diseño para ti, como para muchos artistas, una válvula de escape durante el confinamiento?
Dos de las piezas las terminé a posteriori, pero el resto surgieron durante el encierro. Yo durante el confinamiento estaba teletrabajando pero claro el ritmo de trabajo descendió mucho y necesitaba estar distraído. Aunque hice el disco de Sidecars, el de Bunbury… pero en los huecos me ponía a ilustrar o sentimientos que tenía o cosas que me contaban amigos como lo de salir al balcón, o lo de la música… toda esta dinámica en la que nos vimos inmersos de cocinar, hacer pan… Una amiga me contó que había estado desde su balcón de ligoteo con un vecino y me pareció muy bonito y me puse a dibujar.
Cuando terminó el confinamiento y se empezó a mover todo hablé con La Fiambrera y vimos que podía salir una exposición muy bonita que recogía el encierro como concepto pero por separado, cada pieza no tenía por qué ser sobre el confinamiento, como la chica del balcón escuchando música. Vamos que si te dicen que es sobre el confinamiento puedes identificar muchas de las cosas que hicimos pero si no te lo dicen es simplemente un momento cotidiano bonito.
Con la Fiambrera has hecho varias exposiciones: “Do the mutilation” , “Memento Mori” y una junto con otros artistas sobre los pecados.
Sí, “Do the mutilation” fue la primera (todas las imágenes compartían la misma gama cromática), la segunda fue “Teenage Ranpage” (la de los carteles de conciertos), luego “Memento Mori” y la última “Isolation Days”.
«Teenage Rampage» fue un juego muy bonito para mi, porque hice los carteles de los conciertos a los que me hubiera gustado ir desde 1956 hasta 1980: Wanda Jackson, Tom Petty, James Brown… fue muy divertido.
Luego he hecho muchas piezas para exposiciones colectivas. Una sobre los pecados, otra sobre el cine, otra de Madrid…
¿Qué supone para ti esta exposición con respecto a las anteriores?
Esta exposición me ha gustado mucho. Ha sido menos estresante que otras porque la he ido haciendo sin presión ni tiempos. Y ha sido muy bonita porque recogía todos esos momentos emotivos. No es tan bruta visualmente como otras que he hecho, en el sentido de que siempre me gusta meter sangre, vísceras… esta ha sido más delicada, más melancólica.
Y me ha gustado mucho también la reacción de la gente, en las visitas guiadas ha habido por ejemplo sanitarios que al ver la que hice de la enfermera con el “hasta la victoria” como si fuera un cartel de propaganda, que estaban muy agradecidos; o muchas risas con gente que se ha sentido identificada con la de bajar al supermercado, o la de escuchar música…
Y aunque ha habido momentos muy malrrolleros del confinamiento y de hecho hay alguna sobre mis momentos de ansiedad, quería quedarme con las cosas positivas que hemos tenido, como las videollamadas y quedarte bebiendo hasta las 2 de la mañana con los amigos a través del móvil, yo no había hecho eso en mi vida, soy de barra de bar, pero me parece un recuerdo bonito.
El hecho de haber expuesto en galerías de arte ¿ha modificado de alguna manera tu dinámica de trabajo?
No puedo hablar en general de los ilustradores de la industria musical porque no sé cómo les va a los demás, solo puedo hablar desde mi experiencia. En cuanto a mi, me ha venido muy bien participar con una galería de arte porque te saca de ese mundo de “estar detrás del artista” en donde tu nombre aparece al final del disco en letras muy pequeñitas a darle voz y ponerle cara a tu trabajo. Pasar de ser “el ilustrador” a “el artista”. Me da mucho corte cuando se refieren a mi como “artista” jajaja. Pero sí es verdad que te saca de ese mundillo y vende tu trabajo de otra manera. El hecho de pasar por galería de arte es como una especie de “sello de calidad”. Y esto me ha ayudado además de para dar a conocer mi trabajo a otro público, para “vender” más proyectos. Es una manera de ponerte en primera fila.
No es como antes que veías un cartel precioso y no estaba ni firmado, no había manera de saber de quién era.
Yo siempre he firmado mis trabajos, porque como he sido muy friki de leer los créditos de los discos mola cuando ves que un tipo es el mismo que ha hecho otra cosa que también te gustaba.
Y luego las redes sociales también han ayudado mucho a ampliar el círculo, es un balcón espectacular y llegas a muchísima mas gente que entra directamente a tu perfil, no a través de un tercero como hablábamos de los créditos de los discos. De hecho ahora mismo para mi es más útil mi Instagram que la web.
Viendo tu trabajo, tengo la impresión de que te encantan las series temáticas (confinamiento, la de la gama de rojos, blancos y negros, Madrid…) A Madrid tienes dedicadas varias láminas ¿por qué esa obsesión con Madrid?
Bueno, es que a parte de ser de Madrid, es una ciudad que me gusta mucho. La disfruto y me entusiasma. Lo que me gusta de mi ciudad es que todo el mundo es bienvenido aquí, o por lo menos es la sensación que tengo, que da igual que seas de La Coruña o Mozambique.
Con que vayas tres veces al mismo bar ya haces colegas, sobre todo en Malasaña y es la parte que me gusta del carácter madrileño y con esto no me refiero a los que hemos nacido aquí sino a los que viven y forman la ciudad.
Y luego es el sitio en el que vivo y por tanto me resulta fácil hablar de ella.
Además de la estética chulap@, que mola mucho.
Sí pero bueno, es una cosa que en realidad no hace nadie. En Madrid no tenemos una tradición arraigada como puedan ser los carnavales en Canarias o la Semana Santa en Andalucía. Yo soy de Madrid y no me he puesto una gorra de chulapo en la vida y tampoco he visto nunca a mis padres de chulapos. Quizá sea porque en Madrid tenemos un carácter que no queremos vincularnos a nada tradicional. Pero me gusta jugar con ello.
Bueno es que igual tu familia era un poco moderna porque tu eres ilustrador de la industria musical, tu hermano Juan Pérez-Fajardo es fotógrafo de rock. ¿Qué pasa en vuestra familia? ¿A vuestros padres también les gusta la música o los tenéis fritos?
Los tenemos fritos. De hecho somos cuatro hermanos y dos nos hemos dedicado a esto pero los otros dos no. Y mis padres, que eran bastante tradicionales, no es que estuvieran en contra de lo que hacíamos pero siempre lo han visto con cierta desconfianza en el sentido de que veían que queríamos dedicarnos a algo que no da dinero y, les preocupaba lo que pasaría a la larga. Nos decían que nos dedicáramos a lo que nos diera la gana pero que había que tener una cierta seguridad y no a algo que fuera deficitario.
Sí porque encima, Fly Factory, es la agencia que compartes con tu hermano. ¿Cómo es trabajar con tu hermano?
Como nos conocemos desde que nacimos, nos tenemos muy controlados jajaja. No, lo que pasa es que son trabajos muy diferentes, él es fotógrafo y yo soy diseñador.
Cuando a lo mejor hacemos un trabajo juntos, él me puede pedir opinión pero tiene su parte y yo la mía. Yo en la parte de fotografía no me meto.
A mi me llega la foto y yo trabajo con ella. Puede ser de mi hermano o de otro fotógrafo.
Yo, lo hablábamos antes, tengo que estar por detrás del artista, con lo cual da igual si la foto es de Juan o el diseño mío, porque lo que hay que destacar al artista.
A veces pasa que me llega una foto y si considero que no tiene la fuerza suficiente para la portada hay que meterle mano hasta que quede algo que yo crea que pueda funcionar como portada. Hay veces que la foto es espectacular y solo hay que meterle una tipografía que no rompa la foto y otras que a lo mejor hay que retocar brillos, luces o directamente trabajar bastante en ella porque de lo que se trata no es de mi o de fotógrafo sino de que el resultado final resulte una portada atractiva.
Con mi hermano pasa igual, sabe que su trabajo tiene que estar por detrás del artista, entonces es muy fácil trabajar con él.
Con tu hermano, además del trabajo para artistas has sacado una línea de camisetas y totes que se pueden pillar a través de vuestra web y en Chopper Monster. Con todo el curro que tenéis ¿por qué decidís meteros además en este jardín?
Esto fue una oferta con la gente de OnStage (los que llevan el merchandising de Bunbury, Alejandro Sanz, Izal..) que son encantadores y da gusto trabajar con ellos, y como es una cosa que siempre le había dado vueltas a la idea de tener nuestra propia línea de ropa cuando me propusieron hacer algo juntos, nosotros haciendo el diseño y ellos la gestión, les dijimos que sí. Y así pusimos en marcha la tienda, que si funciona iremos sacando más cosas.
¿Qué tal está funcionando?
Bien, pero es difícil, porque como siempre hemos estado a la sombra, detrás de los artistas no tengo la impresión de que tenga un nombre tan potente como para decir -me pillo esta camiseta o esta lámina porque es un Álvaro Pérez-Fajardo-. Vamos yo no me veo así, tan conocido como para vender mi marca.
Como tampoco es una plataforma que cambie continuamente de producto, la gente no entra así porque sí a ver qué hay nuevo, entonces es difícil que haya un tráfico de gente que se meta a comprar continuamente.
¿Y en la web? No está todo lo que has hecho, ¿no?
En la tienda lo que tengo son cosas que hemos hecho para vender nosotros no son encargos de otra gente. El de Motorhead y el de Black Sabbath por ejemplo sí, porque cuando hacemos tiradas de estas de edición limitada a lo mejor nos quedamos con 10 carteles y esas son las que ponemos en venta, pero no son producciones mías.
Las camisetas sí.
Por ejemplo el de Tom Petty que me dices pertenecía a la exposición “Teenage Rampage” que era una serie de carteles que hice de conciertos reales a los que me hubiera gustado asistir que hice para La Fiambrera y claro, eso no lo tengo yo.